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Canarias, ¡diversifíquese!
Si hay un mantra que ha acompañado a la economía canaria en las últimas décadas, es el de su necesaria diversificación, buscando alejar su estructura económica del monocultivo del turismo.
Lo oímos en cualquier contexto, en bonanza o en recesión y, generalmente, con cierto “desprecio” a la industria turística.
Sin embargo, Canarias no podría entenderse sin las mejores páginas de su historia económica, escritas con letras cargadas de clima, paisaje, servicio y esfuerzo, cargadas de turismo.
Objetivamente y sobre un lienzo en blanco, todos apostaríamos por una economía de alto valor añadido, líder en, digamos, cinco sectores intensivos en empleo, cualificado eso sí, con poca dependencia de los vaivenes económicos, o del transporte o de los costos de las materias primas, en que cada sector represente a ser posible un 20% de esa magnífica economía, que sirva de basculante en caso que alguno de los sectores flaquee por alguna circunstancia. Además, que todos las empresas y beneficios de las mismas queden en Canarias; ideal vamos…, aunque se me antoja un canto al sol, ¿verdad?.
Todas las economías insulares que han prosperado, se han especializado en algo y Canarias no es una excepción, de hecho, lo ha conseguido de manera ejemplar, generando una industria de la felicidad (¡que gran verdad!) que funciona los 365 días del año, con una oferta alojativa, de ocio, de restauración y comercial magníficas, con una amplísima conectividad con vuelos directos a muchísimos destinos eminentemente europeos, con capacidad para generar empresas rentables y trabajos estables (más del 70% de los empleos en el sector alojativo son fijos), implantando constantemente nuevos productos y servicios turísticos hasta convertirse en el destino competitivo que es hoy.
¿Por qué nos empeñamos entonces en poner el foco en diversificar la economía y no en consolidar nuestro liderazgo turístico?
Yo creo que porque no lo hemos sabido enfocar bien.
Canarias puede y debe diversificarse, claro que sí, es un objetivo realizable y deseable. Pero la estrategia no debe ser pensada desde ese lienzo en blanco, sino observando y aprovechado el de colores que tenemos ante nosotros.
Creo que la mirada adecuada debe ser afrontada esencialmente desde el propio sector turístico. Si en un futuro próximo, que en realidad ya está aquí, mucho va a girar en torno a la sostenibilidad, la digitalización y la innovación, hagámoslo desde el turismo, y, como no, mejoremos también la industria turística, mejoremos nuestra calidad, seamos los mejores en formación, no nos distraigamos de la excelencia global del destino y tratemos de que la mayor parte de los beneficios queden en nuestra tierra.
Seamos los mejores en la digitalización turística, en la sostenibilidad turística y en la innovación turística. Empapemos al resto de la economía desde las capacidades que tenemos en el turismo y exportemos todo el know how acumulado y por generar a las centenares de economías y destinos turísticos que anhelan parecerse a nuestro modelo de éxito. Desde ese liderazgo, tenemos una gran baza para justamente, generar un nuevo impulso para diversificar la economía canaria.
Los efectos arrastre y multiplicadores del turismo sobre el resto de la economía, harán el resto.