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¿El umbral del crecimiento?
En la Biblia de un economista (Richard G. Lipsey – Introducción a la economía positiva), unos de los primeros dogmas a aprender sobre el sistema capitalista es que la empresa ha de maximizar sus beneficios y si no tiene dentro de sus objetivos el crecimiento, esta abocada a su desaparición en a lo largo del tiempo. Los gobiernos también aplican estos principios y miden únicamente el progreso de la economía de sus países en función del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), sin tener en cuenta y obviando los costes sociales, culturales y medioambientales de su entorno.
Algunos países como Bután se han planteado cambiar la tradicional medición del PIB por el de la Felicidad Nacional Bruta (FNB), innovador concepto que actualmente tiene al país como el más feliz de Asia y que incluso se tomó la agenda de la ONU como la nueva fórmula para medir el bienestar de los pueblos. Otros países como Chile ven la posibilidad de aplicarlo.
Hace unos diez años se elaboró el “Índice de Prosperidad”, que es un completo estudio que realizó el Instituto Legatum de Londres y que clasifica a un total de 110 países, cubriendo el 90% de la población mundial. Para construir este índice, sus impulsores han reunido datos de hasta doce fuentes distintas como la consultora Gallup, la Heritage Foundation y el Foro Económico Mundial. Cada nación se clasifica en 89 variables clasificadas en ocho apartados: la economía, el espíritu empresarial, el gobierno, la educación, la salud, la seguridad, la libertad personal y el capital social.
No es de extrañar, por tanto, que en los primeros puestos encontremos a países tan desarrollados como los escandinavos y anglosajones: Noruega, Dinamarca, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Holanda y Estados Unidos. España ocupa el puesto 23, por debajo de países como Taiwan o Eslovenia y superando por poco a Italia y Portugal.
La medición se realiza a través de un cuestionario de 180 preguntas que considera 9 dimensiones (Bienestar psicológico, Uso del tiempo, Vitalidad de la comunidad, Cultura, Salud, Educación, Diversidad medioambiental, Nivel de vida y Gobierno).
A pesar de los esfuerzos por cambiar los modelos de crecimiento basados en cifras de dólares o euros, se está olvidando un concepto fundamental y limitante: no se puede crecer infinitamente puesto que los recursos del Planeta son limitados.
Cualquier actividad económica genera impactos tanto positivos como negativos. Y es por ello, que el modelo de globalización y economía lineal de crecimiento nos ha conducido a la actual situación de emergencia climática y al borde del colapso ecológico.
Un reciente informe publicado por Nature cuantifica por primera vez los umbrales para cada uno de estos problemas, que no deberían sobrepasarse para que el sistema terrestre sea seguro y justo, no solo para los humanos actuales, sino para las generaciones futuras. Siete de ellos ya han sido sobrepasados en todo o en amplias zonas del planeta.
Estos 9 puntos o umbrales críticos hacen referencia a procesos naturales que pueden experimentar grandes cambios o incluso irreversibles, con consecuencias potencialmente graves para el funcionamiento del sistema en su conjunto.
Los científicos que publicaron este trabajo analizaron el clima, la biodiversidad, el agua dulce y varios tipos de contaminación del aire, el suelo y el agua.
Cada vez somos más conscientes de esta gravedad y se están impulsando nuevos modelos económicos basados en criterios de circularidad, sostenibilidad, regeneración, resiliencia y conceptos como la denominada Teoría del Círculo Virtuoso de las 8 R, definida por Serge Latouche, economista y sociólogo francés considerado como el ideólogo y precursor del movimiento decrecer:
- Revaluar. Sustituir los valores globales, individualistas y consumistas por valores locales, de cooperación y humanistas.
- Reconceptualizar. Adoptar una nueva visión del estilo y calidad de vida, a través de conceptos como suficiencia y simplicidad voluntaria, “menos es más”.
- Reestructurar. Adaptar la producción y las relaciones sociales a una nueva escala de valores, como, por ejemplo, combinar ecoeficiencia y simplicidad voluntaria.
- Relocalizar. Es un llamado a la autosuficiencia local para satisfacer las necesidades prioritarias disminuyendo el consumo en transporte internacional.
- Redistribuir. Un reparto de la riqueza más equitativo y mayor acceso al patrimonio natural entre regiones, clases sociales y generaciones.
- Reducir. Mitigar nuestros impactos en la biosfera a través de un cambio en la producción y el consumo.
- Reutilizar. Alargar el tiempo de vida de los productos y acabar con la obsolescencia programada.
- Reciclar. Evitar el consumo excesivo y el despilfarro.
Asimismo, la Unión Europea anunció el año pasado que a través del European Research Council (ERC), se financiará por primera vez investigaciones científicas a desarrollar en España sobre la viabilidad del decrecimiento, según comunicó la Universitat Autónoma de Barcelona. Del mismo modo, hace poco la prestigiosa revista científica Nature publicó un artículo titulado «El decrecimiento puede funcionar: así es como la ciencia puede ayudar» firmado por un grupo de ocho científicos líderes en economía ecológica, quienes abogan que para lograr economías prósperas sin crecimiento desmesurado se requerirá de movimientos sociales fuertes a través de asambleas populares y la unión de investigadores en todas las disciplinas, incluidos economistas, científicos sociales y políticos y ecologistas.
Hace más de tres décadas, el Club de Roma publicaba el conocido informe Meadows sobre los límites al crecimiento. El informe constataba la evidente inviabilidad del crecimiento permanente de la población y sus consumos. Alertaba de que, si no se revertía la tendencia al crecimiento en el uso de bienes naturales, en la contaminación de aguas, tierra y aire, en la degradación de los ecosistemas y en el incremento demográfico, se incurriría en el riesgo de llegar a superar los límites del planeta, ya que el crecimiento continuado y exponencial sólo podía darse en el mundo físico de modo transitorio.
Este modelo de crecimiento sin límite supera la capacidad de carga del planeta. La translimitación es consecuencia de un modelo social y económico basado en la maximización de beneficios monetarios al margen de los flujos físicos de materiales y energías.
El crecimiento económico se ha vuelto insostenible para nuestro entorno. Pero la hora del decrecimiento no es solamente la de la urgencia ecológica, sino que debe ser el momento de rehabilitar el tiempo, de trabajar menos para vivir mejor y de inventar nuevas formas de vida para recuperar el placer de la sobriedad.
Piensa en global y actúa en local
- Revaluar. Sustituir los valores globales, individualistas y consumistas por valores locales, de cooperación y humanistas.