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La Digitalización empieza por el CEO
Casi podríamos decir que ya no queda ninguna empresa que no sea consciente o no esté preocupada por digitalizar su negocio. La mayoría ya se ha puesto en marcha y si comparamos el grado de digitalización actual de nuestro tejido empresarial con el teníamos hace apenas tres años, veremos que la mejora es realmente sustancial.
Y es que no hay más que mirar un poco a nuestro alrededor para darnos cuenta cómo han aumentado las ventas online, las reuniones por videoconferencia, los pagos por bizum... todo un conjunto de pequeñas cosas que nos están convirtiendo, a marchas forzadas, en una sociedad cada vez más digitalizada.
Debajo de todos estos cambios hay mucho trabajo y mucho esfuerzo por parte de las empresas que se afanan por adaptar sus modelos de negocio al nuevo entorno digital y, casi sin tener tiempo para pensarlo, se lanzan a un territorio lleno de incertidumbres conscientes que no les queda otro camino que enfrentarse a lo desconocido.
Pero lógicamente, en este intento no todas salen victoriosas. A los casos de éxito de la digitalización también les acompañan una buena cantidad de fracasos rotundos que dejan, en el mejor de los casos, importantes heridas en la cuenta de resultados o, cuando no, algún muerto por el camino.
En este sentido cabe preguntarse si existe algún denominador común en todas las empresas que han llevado su proceso de transformación con éxito y ya disfrutan de un modelo de negocio adaptado al nuevo entorno para, en la medida de lo posible, ir sobre seguro e intentar evitar fracasar en el intento.
Y lo cierto es que en todos los casos exitosos encontramos un factor que está claramente identificado: el liderazgo del CEO. Cuando el CEO lidera la transformación digital de la compañía las probabilidades de que todo salga bien son muy altas.
La experiencia nos dice que la digitalización de una empresa es un proceso vertical. Cuando la Dirección de la compañía tiene claro hacia dónde quiere ir, entonces aparece un abanico enorme de posibilidades que abre oportunidades a nuevas formas de entender el negocio.
Sin embargo, cuando el CEO no termina de estar convencido todo se vuelve muchísimo más complicado. En este sentido caben dos posibilidades, o bien que la Dirección se instale en el inmovilismo esgrimiendo argumentos como :”Todavía no es el momento”, ”Veamos 1 qué hace la competencia”, “Hasta ahora nos ha ido bien así”; o que por el contrario acabe cediendo a la presiones internas y externas y se ponga marcha.
Quizás este último caso sea el más doloroso de llevar porque el día a día se acaba convirtiendo en un quiero y no puedo. En la práctica decimos una cosa pero acabamos haciendo otra. Esto queda patente, sobre todo, en el momento de aceptar el primer presupuesto para la contratación de un nuevo servicio online o la adquisición de un nuevo equipo porque es ahí cuando realmente se ve obligado a refrendar el compromiso con la digitalización.
Entonces es cuando todas las dudas quedan al descubierto y empezamos a escuchar frases del tipo: “¿Realmente tenemos asegurado el retorno de la inversión?”, “¿Todos tenemos claro que ahora es el mejor momento?, “Creo que dentro de poco va a salir una subvención que nos podría servir, ¿no es mejor esperar?”.
Este suele ser el discurso que precede al mayor de los fracasos en un proceso de transformación digital. Es en este punto donde la empresa se queda atascada en un estado de autocomplacencia que termina por matar cualquier iniciativa que le permita avanzar hacia la digitalización.
Es por eso que nos gusta decir que la digitalización comienza en la cabeza del CEO. Cuando su pensamiento es digital, automáticamente el futuro de la empresa es digital. Así que, si queremos asegurar el éxito de la transformación de nuestra compañía, es importante que antes hagamos los deberes, nos preparemos para sintonizar con el mundo que nos espera y lideraremos el cambio que necesita nuestra compañía.