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La economía de la longevidad o cómo las empresas deben adaptarse al envejecimiento de la población
La esperanza de vida cada vez mayor ha llevado a un creciente envejecimiento de la población, lo que a su vez presenta desafíos importantes para la economía y las empresas. ¿Conoces el término “economía de la longevidad” y lo que supone para los negocios?
Esta tiene un fuerte impacto que no debe dejarse a un lado: desde en aspectos como la creación de productos para personas mayores, hasta en los relacionados con la inversión en tecnologías que pueden mejorar la calidad de vida de la población de avanzada edad.
¿Qué es la “economía de la longevidad”?
La economía de la longevidad se refiere al conjunto de oportunidades económicas y empresariales, así como desafíos que surgen como resultado del envejecimiento de la población. El aumento de la esperanza de vida y la disminución de la tasa de natalidad en los países desarrollados, incluida España, han llevado a un aumento de la media de edad, lo que a su vez presenta nuevos desafíos económicos y sociales en diferentes áreas, como la salud, la vivienda, el empleo y la seguridad social.
En este contexto, la economía de la longevidad se enfoca en identificar y desarrollar oportunidades de innovación y emprendimiento sostenible que mejoren la calidad de vida de las personas mayores y fomenten su inclusión en la sociedad y la economía. Esto concierne a la producción de productos y servicios especializados, así como la adaptación de la tecnología y el diseño para satisfacer las necesidades cambiantes y únicas de este grupo demográfico.
El impacto económico del envejecimiento de la población
No son pocos los estudios que se han llevado a cabo recientemente y que ponen de manifiesto la importancia real de la economía de longevidad. Un buen ejemplo de ello es el informe realizado por Oxford Economics y la Universidad de Salamanca para el Centro Internacional sobre el Envejecimiento. En él se prevé que para el año 2050 la población mayor de 50 años llegue a superar los 23 millones de personas, lo que equivale a nada más y nada menos que la mitad de la población nacional.
Lo cierto es que ya desde el comienzo de siglo, España es uno de los países más envejecidos de todo el mundo. Para este año 2023, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística o INE, las personas mayores de 100 años en España llegarán hasta las 23.428; y según Statista y el INE, en 2022 la población que supera los 64 años ascendió a los 9,5 millones de habitantes.
De acuerdo al último estudio del propio CENIE, relativo al año 2021, el gasto medio por persona mayor de 50 años es de cerca de 18.000 € al año, mientras que los hogares conformados por personas de esta franja de edad generan unos 325.303 millones de euros de valor añadido para el PIB español. Estas cifras contrastan con las relativas a los usuarios de entre 25 y 49 años, que consumen, de media, aproximadamente 14.000 € anuales.
Desafíos de la economía de la longevidad para las empresas
Con estos datos sobre la mesa, los negocios tienen que enfrentar diferentes retos y situaciones, puesto que inevitablemente se ven afectados, tanto directa como indirectamente, a través de sus empleados y de sus clientes y potenciales consumidores:
- Plantilla cada vez más envejecida: o lo que es lo mismo, trabajadores más cerca de la jubilación. Al aumentar la edad, pueden disminuir sus capacidades físicas, por ejemplo, lo que repercute de manera directa en la productividad de la empresa.
- Cambios en la demanda de productos y servicios: una población envejecida tendrá diferentes necesidades y preferencias de consumo que los usuarios más jóvenes.
- Competencia laboral: los negocios tienen que ser capaces de atraer, capacitar y retener a trabajadores mayores con las habilidades y experiencia necesarias para el trabajo.
- Costos de seguros de salud y compensación laboral: con el aumento de la edad de la plantilla, estos gastos pueden ser más elevados.
¿Qué pueden hacer los negocios para adaptarse a la economía de la longevidad?
Es indudable, ante los datos ya expuestos, que las personas mayores representan un buen porcentaje demográfico, siendo una parte importante de los consumidores de servicios y bienes ofrecidos por el tejido empresarial de nuestro país. En este sentido, los negocios tienen que saber adecuarse en diferentes niveles a estas personas si desean mantener sus ventas y su actividad, ofreciendo empleos y servicios accesibles y adaptados. Algunas de las medidas que pueden tomar son:
- Facilitar la accesibilidad en los servicios de comunicación y operación para las personas de más edad que puedan experimentar complicaciones para manejar nuevas tecnologías.
- Establecer programas de capacitación para la adquisición y actualización de habilidades digitales.
- Ofrecer productos diseñados para las necesidades y las preferencias de los adultos mayores.
- Incentivar y financiar iniciativas que promuevan el envejecimiento activo y saludable.
- Desarrollar estrategias de marketing orientadas a personas de la tercera edad.
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- Plantilla cada vez más envejecida: o lo que es lo mismo, trabajadores más cerca de la jubilación. Al aumentar la edad, pueden disminuir sus capacidades físicas, por ejemplo, lo que repercute de manera directa en la productividad de la empresa.