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  • La filosofía griega, las democracias actuales y la subida del euríbor

    Me sigue sorprendiendo la actualidad de los pensamientos de los filósofos griegos de los siglos VI a IV a.C., cuestionándolo todo, negando con ello la existencia de un pensamiento único, como por ejemplo, Sócrates, que hay quien dice, como Karl Popper, según Enrique Krauze, que nunca se opuso a la democracia sino a su degeneración demagógica, encarnada en aquellos aristócratas inescrupulosos que, habiendo sido sus discípulos, torcieron el sentido de su enseñanza para buscar el éxito usando al pueblo como instrumento de su ambición.

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    Sócrates fue maestro de Platón, quien lo fue de Aristóteles, que reflexionaba sobre las distintas formas de gobierno, distinguiendo la calidad de los mismos en función de si gobernaban para el interés común o el individual de los que están en el poder. Esto es, pone en valor para quien se gobierna más que quién gobierna.

    Así, habla de tres posibles gobiernos: La monarquía, el gobierno de una persona para el interés público, cuyo riesgo, cuando se desvía hacia el despotismo, es la tiranía; la aristocracia, el gobierno de unos pocos, los mejores o virtuosos, que tienen en cuenta la virtud, la riqueza y el pueblo, en beneficio del bien común, cuyo riesgo, cuando se desvía a su beneficio exclusivo, es la oligarquía; y la república, el gobierno de la mayoría a favor de todos, en la que todos participan del poder, con respeto a la ley, que debe ser justa, y el equilibrio social con el surgimiento de una clase intermedia apegada a los intereses comunes y atemperando el antagonismo entre ricos y pobres, cuyo riesgo es la democracia, cuando la mayoría, en su tiempo pobres y esclavos, se desvía gobernando en su beneficio exclusivo o contra una minoría. 

    La república la coloca jerárquicamente como la forma de gobierno menos apta, no obstante, su desviación, la democracia, como la menos perjudicial, y distingue diferentes tipos de democracias, entre ellas, en primer lugar, la igualitaria sin supremacías de clases, y en último lugar, en la que no gobierna la ley sino el pueblo mediante decretos de la asamblea que tienen supremacía sobre la ley, que los equipara con los mandatos del tirano, como en aquellas monarquías absolutas o dictaduras no fundadas en la ley sino en la violencia.

    Tal y como nos dice Leandro López, en su trabajo “República vs. Democracia en Aristóteles”, y que los tipos de gobiernos descritos por Aristóteles no son absolutos, por cuanto pueden existir mixtos o revestir diferentes formas cada uno de ellos, tal y como reflexiona Aristóteles, que también habló de la igualdad numérica y la igualdad según méritos.

    De hecho, en Gran Bretaña en la actualidad nos encontramos con la monarquía, la cámara de los lores y la cámara baja, lo que de alguna manera viene a representar un gobierno mixto, con la monarquía, la aristocracia y la república, entendida esta última como la que representa a la mayoría del pueblo, entendiendo como pueblo a todas las personas, y todo ello lo denominamos democracia británica. 

    Cada concepto hay que entenderlo en su contexto histórico, porque ni siquiera el concepto de personas en otros tiempos incluía a todas, y cuando hablamos del gobierno del pueblo en realidad, en su caso, estaríamos hablando del gobierno de algunas personas elegidas para ello, que no es exactamente lo mismo, y podría considerarse similar a la aristocracia, con el riesgo de desvío inherente a esta última, de ahí lo importante de los equilibrios y los límites temporales, según sea el caso. 

    Así, en España tenemos en la actualidad una monarquía parlamentaria, que denominamos democracia española, en la que la separación de poderes entre el ejecutivo, legislativo y judicial debe jugar un papel fundamental para minimizar el riesgo de desvíos, junto con el equilibrio social que debe aportar el fomentar las oportunidades y poner los medios para que, en igualdad de méritos, el mayor número de personas tenga la mejor economía posible sin depender directamente del gobierno, siendo necesario para ello el mayor número de ricos posibles, y un gobierno para todos, dado que unos generan impuestos indirectos y los otros se los gastan, y tanto unos como otros son necesarios para atender a las necesidades esenciales y estratégicas de una sociedad, ya que el ser humano es una animal político que solo puede alcanzar su felicidad viviendo en sociedad, siendo la experiencia la fuente del conocimiento, como dijo Aristóteles.

    La unidad y el vínculo de los distintos pueblos de la actual España se ha venido sustentando en todo aquello que los acerca, esto es, principalmente, un gobierno común, originaria y tradicionalmente, la monarquía; una lengua común y mayoritaria, el castellano; el servicio militar común, que generaba la oportunidad de nuevas amistades por todo el país, y de completar la formación y sacarse diferentes carnets de conducir, como muy bien nos explicó un brigada en la mili, hasta, en algunos casos, para aprender a hacerse la cama, como primera tarea del día; y la educación en valores y principios comunes, tradicionalmente vinculados al cristianismo y a la iglesia católica.

    Que la educación, la defensa y la sanidad son cuestiones esenciales para una sociedad es evidente y lo entendemos todos en los tiempos que corren, que representan la formación y los recursos necesarios para hacer frente a las crisis, las guerras y las pandemias, no obstante, al parecer, la mayoría nos pusimos de acuerdo en suprimir el servicio militar, pero por motivos distintos, unos porque les molestaba el vínculo que generaba, otros por pacifistas, otros por considerarlo una pérdida de tiempo y otros por diferentes motivos.

    Todo ha evolucionado, ya sea porque se ha considerado mejor o más justo para todos, o por la decisión de distintos gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, para los que la educación, entre otras cuestiones, ha podido ser una moneda de cambio para mantenerse en el mismo, y ahora resulta que tenemos un Ministerio de Igualdad, que incluye la educación sexual, cuando, en mi opinión, la igualdad y la educación sexual, podrían ser cuestiones propias de un ministerio de educación, que potencie valores y principios comunes que se consideren más justos para todas las personas, que son transversales para todos los ámbitos, y que podría ser una aplicación más eficiente de los recursos públicos, como establece la constitución española.

    Todo afecta a nuestra economía diaria, y especialmente los bandazos y las subidas del euríbor, que hacen que las cuotas de los préstamos hipotecarios, con tipo variable, en muchos casos, se incrementen sustancialmente con respecto a lo que estábamos acostumbrados en  tiempos recientes.

    Pues bien, en este contexto, en este mes de marzo, se han dictados varias sentencias por el Tribunal Supremo, Sala Primera, de lo Civil; entre las que podemos mencionar la Sentencia número 381/2023, de 17 de marzo de 2023, Rec. 2458/2018; en las cuales se establece que procede la restitución de las cantidades indebidamente cobradas en aplicación de la inicial cláusula suelo declarada nula en determinados préstamos hipotecarios, por considerar nula también la cláusula genérica de renuncia al ejercicio de acciones contenida en los acuerdos transaccionales suscritos con motivo de la declaración de nulidad de las citadas cláusulas suelo.

    Lo anterior, podría servir, en algún caso, como argumento para renegociar las condiciones actuales de las hipotecas, si interesara, en aplicación de la justicia particular, diferente a la justicia universal, como podría decir Aristóteles.

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