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A propósito de Innovación, ¿qué es el Modelo de Cuádruple Hélice? ¿Y el Quíntuple?
El Modelo Cuádruple Hélice es un modelo de innovación abierta que surge de incorporar un nuevo actor o hélice, las Personas, en los modelos previos.
Innovación abierta en Europa y en el mundo.
En Europa, la innovación cuenta con un hito fundamental vinculado a la cumbre de Lisboa de 2000, en la que se abordaron los riesgos de la globalización. La Unión acordó entonces una estrategia y política común con respecto a nuevo objetivo estratégico: reforzar el empleo, la reforma económica y la cohesión social como parte de una economía basada en el conocimiento. A partir de ese momento, la innovación empezó a contemplarse desde una perspectiva sistémica, transversal e interrelacionada con los entornos que la favorecen, dejando atrás para siempre la creencia previa de que era una característica espontánea, propia del ingenio individual y disruptivo.
Este nuevo enfoque conectó la innovación con todos los ámbitos de la sociedad a través de políticas orientadas a impulsarla. Estábamos en plena sociedad del conocimiento, demandante de modelos de innovación transversales y ágiles y se activaron así las relaciones entre empresas, universidades, centros tecnológicos o recursos de conocimiento susceptible de aportar valor a la innovación, aprovechando la oportunidad de conexión que ofrecía internet y más allá de fronteras geográficas.
El camino hacia la Triple Hélice
Los primeros modelos de innovación habían sido lineales, las investigaciones académicas se sucedían de forma independiente al mundo empresarial y los avances se transferían a la sociedad en forma de publicaciones. Gracias a ellas, las empresas generaban (o no) soluciones a las necesidades del mercado. Un modelo ineficiente que evolucionó, ya en los años ochenta, hacia otro más interactivo, el Modelo Doble Hélice, inspirado en la estructura del ADN aplicada al binomio académico-empresa, que planteaba la innovación como un proceso dinámico, sistémico y con múltiples confluencias. De ese modo, se conseguía una doble mejora: mayor aportación de las publicaciones al mercadol e incorporar el rol de las empresas en todas las fases del proceso.
En 1995, Etzkowitz y Leydesdorff plantearon su célebre Modelo de Triple Hélice, incluyendo a las entidades públicas como tercer actor. Al fin y al cabo, son las administraciones y las políticas públicas las que configuran el escenario para la interacción del binomio académico-empresa. Se plantea así, un modelo enriquecido capaz de impulsar la innovación en conexión: entidades pública, instituciones académicas y empresas.
Aparición de agentes híbridos y HUBs.
La Triple Hélice supone un paso de gigante en los modelos de innovación, ya que fomenta la aparición de nuevos agentes híbridos: startups, spin-offs, HUBs, centros de investigación, que encajan a la perfección en el espacio de interacción entre los tres actores principales del modelo, además de ser financiables por todos ellos. Son entidades que permiten transformar el conocimiento científico tradicional en productos y servicios orientados al mercado de modo flexible y ágil, tanto a nivel estructural como operativo, lo que ofrece interesantes posibilidades para el desarrollo del sector económico en los territorios.
En concreto, los HUBs resultan especialmente relevantes al aportar mucho más que aceleración y facilitar la cooperación necesaria para el desarrollo del conjunto. Un HUB es un conector que está preparado para gestionar de forma dinámica los límites de la organización, vinculando los recursos que están en su exterior con los internos, para aportar valor. En realidad, no sólo contribuyen al desarrollo de ecosistemas que fomentan iniciativas, analizan y estimulan las tendencias de los ciudadanos y consumidores, sino que son generadores de negocio y favorecen tanto el impulso tecnológico (technology-push) como la introducción al mercado (market-pull).
Modelo de Cuádruple Helice, y Quintuple (N-Hélice).
El Modelo de Cuádruple Hélice aparece al ampliar el campo visual del de Triple Hélice, enfocado al desarrollo económico, e incorporar al ciudadano como artífice de la realidad y no como un mero usuario. Las Personas (sociedad civil) se convierten en el cuarto actor, lo que favorece el desarrollo de innovaciones con impacto social, como un elemento más del modelo: administraciones públicas, instituciones académicas, empresa y Personas. En cierto modo, estamos introduciendo un nuevo valor compartido: el beneficio a la sociedad, que permite que la labor de las administraciones se adapte a las dinámicas ciudadanas, respondiendo a sus necesidades.
Las personas en el modelo N-Hélice
¡Por fin Personas! Aportando valor al modelo N-Hélice y con todo el sentido del mundo en el contexto actual. Personas como parte esencial del modelo, favoreciendo productos y servicios de interés para la sociedad. Personas como agente de priorización en beneficio de la sociedad civil. Personas como agente vinculado a los medios y a la cultura, o incluso como elemento fundamental para aportar al modelo dimensión democrática, de equidad, de inclusión o incluso justicia social.
Sin ánimo de extenderme mucho más con las hélices, existe una quinta, con un actor adicional a considerar: el medio ambiente. Se habla de ella dentro de este modelo desde 2012, pero ya no cabe ninguna duda de que es un asunto urgente. Esta quíntuple hélice representa la interacción colectiva en cuanto a intercambio de conocimientos y sostenibilidad.
Cada territorio puede adoptar un modelo N-hélice en función de sus retos, circunstancias o incluso políticas, pero la tendencia general está clara y la evolución y los desafíos del futuro también, demandando más que nunca la innovación abierta y colaborativa. Aunque algunos nos plantean que la inteligencia artificial resolverá muchos de nuestros problemas, deben ser las personas y los colectivos en cada territorio quienes nos encarguemos de ofrecer las mejores soluciones para nuestro entorno.
¿Te animas a interactuar? Tu aportación es necesaria.