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  • Jediondos

    jediondos

    Así, con todas las letras en una pancarta y en toda la cara de dos turistas ojipláticos que sólo pretendían disfrutar de un ratito al sol.

    Fue la imagen de la tristeza y la vergüenza para los muchos, muchísimos que sostenemos que esta tierra canaria necesita prosperidad y que sólo la puede lograr yendo de la mano del turismo.

    Sin embargo, en un principio básico de empatía, uno trata de escarbar en que es lo que ha llevado a esa joven a plantificar, orgullosa y convencida, esa pancarta como resumen de su diagnóstico de la situación que le preocupa.

    Lo cierto es que hay una fractura, que no es menor, en el sentir de demasiados canarios o residentes en Canarias (que cada vez somos más y más), que podría resumirse en ese “Canarias necesita un cambio de modelo”.

    Yo creo que el modelo económico canario es fantástico, que es el mejor posible, el que ha logrado que seamos un archipiélago viable, próspero y, a la vista de muchos datos, atractivo.

    Pero no es oro todo lo que reluce.

    La susodicha pancarta, en realidad, encierra verdades incómodas que son por todos conocidas. La verdad del problema de la vivienda, su escasez y sus precios. La realidad del problema poblacional que tenemos en las islas. La evidencia de nuestro distanciamiento de la media nacional en poder adquisitivo, a la vez de la de nuestro país de la media europea. La confirmación de que a mucha gente, a demasiada gente, su sueldo cada vez le alcanza para menos, sabedores de que el incremento de salarios ni de lejos compensa la carestía en que han caído sus vidas. La afirmación de que no cabemos, especialmente en cuanto a determinados espacios naturales y carreteras saturadas se refiere. Demasiadas cosas, demasiado graves y además a la vez. La tormenta perfecta.

    Todo esto, en el mismo momento en que 2024 se cierra con los mejores registros de ingresos turísticos en la historia de las islas.

    Puede ser que visto así, la situación sí que sea algo “jedionda”. Nuestro éxito económico/turístico no empapa lo suficiente en lo más importante… la mayoría de la gente.

    Según reflejaba recientemente Hosteltur, el portal Statista presentaba una encuesta del porcentaje de europeos que apoyan la idea de establecer restricciones en el número de turistas que pueden recibir las ciudades o destinos más concurridos. Pues bien, el país número 1 en apoyar restricciones es… España. Un 26% apoya firmemente esa idea, un 34% muestra apoyo parcial, un 18% se oponen parcialmente a las restricciones, un 15% se opone firmemente y un 7% no sabe.

    Y como dice Carlos Hernández, “turismo en España, o como demonizar una bendición”.

    No me cansaré de afirmar y evangelizar todo lo que pueda, que todos estos problemas pueden y deben ser gestionados, deberían haber sido gestionados de forma sistemática desde hace muchos años, con la anticipación propia de sistemas políticos y económicos inteligentes y valientes, porque, a remolque, al rebufo y cuando los problemas se han convertido en problemones… ya es tarde, ya la gente está harta y no tienes el crédito, la credibilidad suficiente, la paciencia de los afectados, para lograr que te compren tus propuestas, ya encajadas todas como extemporáneas.

    Es difícil entender cómo hemos llegado a este punto kafkiano de controversia con la principal fuente de empleo y riqueza, pero el primer paso para resolver un problema es reconocer que lo tienes.

    Es una situación endiablada, si, pero es la que hay que afrontar. Afrontar desde la convicción que sostener nuestros atractivos turísticos, apostar por un sector cada vez más fuerte, que aporte mayor valor a nuestra tierra y nuestra gente, que minimice el impacto en el territorio y los recursos, es, esencialmente, nuestra única solución. Es nuestra única economía viable. No hay más. El resto, aunque a veces no queramos verlo, son accesorios, adornos, complementos, no por ello menos necesarios, pero eso…

    Pero antes de lograr más récords, en conexiones aéreas, en número de turistas, en gasto en destino o en todos ellos, debemos tener claro que en lo que hay que ser campeones es en lograr que la mayor parte posible del pastel que genera esta tierra gracias al turismo, el que genera el turismo gracias a esta tierra, quede en la vida de la gente que ha decidido vivir aquí. Y en este terreno, hay mucho, mucho que hacer.

    El debate es cómo ser mejores gracias al turismo, como hacer una mejor región gracias al turismo, apalancándonos en él y en todo lo que puede generar alrededor

    Nuestra economía es una economía turística y no hay otra posible. Fin.

     

    Alberto Bernabé

     

     

     

     

     

     

     

    Temática: Turismo

    Autor: Alberto Bernabé.

    Economista por la Universidad de La Laguna, estudió un año en los Estados Unidos y posee un programa de alta dirección por el Instituto Bravo Murillo.

    En la actualidad, es Asesor Turístico y PwC Senior Advisor en España.

    Colabora en las temáticas de internacionalización y turismo.

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