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  • Diagnóstico: Fatiga Digital

    Sin apenas darnos cuenta llevamos unos cuantos años metidos de lleno en un proceso de digitalización que nos exige un esfuerzo continuo de adaptación y reciclaje bajo la amenaza de quedarnos fuera del tablero si no somos capaces de entender las nuevas normas del juego que vienen marcadas por los 1 y los 0.

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    Si pensamos en cómo es hoy nuestro día a día y lo comparamos con el que vivíamos hace tan solo una década, nos saldrá una lista interminable de acciones cotidianas que están vinculadas directa o indirectamente con la digitalización y que se han colado en nuestras vidas casi sin preguntar.

    Los pagos por Bizum y con ellos el proceso imparable de la desaparición del dinero en efectivo, las plataformas de televisión de contenidos a la carta, los pedidos online con Glovo, el uso intensivo de las videoconferencias... y muchas cosas más que, como recordaremos, llegaron con fuerza durante la pandemia.

    Y en medio de este tsunami digital nos encontramos nosotros, las personas, peleando día a día para no perder el ritmo a la vida y desarrollando nuevas capacidades digitales sin saber hasta cuándo tendremos que seguir manteniendo este esfuerzo sostenido que nos permita seguir surfeando la ola de la digitalización.

    Pero a veces nos olvidamos que solo somos personas, con todo lo que ello implica, aunque pueda parecer de Perogrullo. Qué fácil nos ha resultado olvidar que tenemos una capacidad limitada de asimilar cambios, que unas cosas nos motivan más que otras, que no todos tenemos las mismas facilidades para aprender, que el paso de los años hace que vayamos perdiendo facultades... y que, aunque a veces lo creamos, no somos superhéroes. Sin embargo, la digitalización exige seguir adelante y nos pone a prueba día tras día sin piedad.

    El siguiente reto al que nos toca enfrentarnos viene de la mano de la Inteligencia Artificial. Si pensábamos que ya habíamos llegado a la meta de la digitalización y que nuestra empresa había conseguido un grado de madurez digital suficiente como para dar por superado el objetivo, ahora llega la IA y nos pone otra vez en la casilla de salida.

    Este escenario de máxima exigencia está empezando a pasar factura y comienza a dejar muertos por el camino. El cansancio acumulado ante la imposibilidad de coger un respiro está derivando en una fatiga digital que desde hace unos meses empezamos a detectar con mayor frecuencia. Y si lo pensamos bien, es normal porque, como ya hemos dicho, solo somos personas.

    Algunos de los síntomas de esta fatiga digital se traducen en una falta de interés por las novedades tecnológicas, un aumento en la lentitud a la hora de tomar decisiones estratégicas relacionadas con IT, una reducción de los presupuestos destinados a tecnología o el abandono de proyectos vinculados a la digitalización.

    Ya nos encontramos con quien no quiere saber nada de Chat GPT, ni de Copilot, ni de Gemini, ni de aprender a escribir prompt... ni de nada que tenga que ver con la IA, no porque no le guste o porque piense que no es importante, simplemente porque está cansado, fatigado, exhausto... y se siente incapaz de hacer el enésimo esfuerzo que le pide la digitalización.

    La fatiga digital es una realidad a la que nos tenemos que enfrentar y conviene no mirar hacia otro lado. Tenemos que ser conscientes del punto en el que nos encontramos y todo lo que nos jugamos si nos bajamos del tren de los unos y los ceros. Pararse no es una opción, pero tampoco podemos permitirnos el lujo de dejar a nadie por el camino.

    El reto que nos viene por delante va a exigir un esfuerzo, igual o mayor, al que hemos realizado hasta ahora, incluido el esfuerzo económico. Pero también la recompensa que nos espera es más abundante.

    Es necesario que recuperemos la energía, carguemos las pilas, descansemos para afrontar el reto de la IA y seamos capaces de superarlo con éxito porque estamos ante una oportunidad que no podemos dejar pasar. Los próximos meses serán críticos para fijar posiciones y seguir avanzando con paso firme hacia el futuro.

    Ahora más que nunca debemos cuidar a nuestros equipos porque, no lo olvidemos, las personas son el centro de la digitalización.

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