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Emprendedor: ¿se nace o se hace?
La respuesta corta es: es una combinación de ambas cosas.
Indudablemente hay características de la personalidad que nos influyen en la toma de decisiones en cuanto a la vida profesional, así como en la decisión de emprender.
De hecho nuestra personalidad también es la suma de rasgos personales con los que nacemos, pero también de cómo crecemos y socializamos dentro de nuestro entorno familiar en los primeros años de vida, pasando por la adolescencia y vida adulta. Lo que vivimos en la infancia, nuestros traumas, miedos y deseos influyen en la primera versión de nosotros como personas. …luego experimentamos fuera del entorno familiar y nuestra personalidad sigue evolucionando.
Para tomar la decisión de emprender, sin duda alguna, se requiere que la persona tenga curiosidad y ganas de aprender de base. Además, que a pesar de sus miedos pueda pasar a la acción y empezar a ejecutar un plan. Eso requiere confianza en sí mism@ y valentía. Muchas personas se quedan sin arrancar sus proyectos y nunca pasan a la acción, aunque satisfagan su curiosidad mediante el aprendizaje…Esas personas no emprenderán (nunca).
(Para las personas como yo, la evolución y el aprendizaje constante es uno de los mayores motores para seguir emprendiendo. Un proyecto empresarial ofrece un marco “ideal” para descubrir y expandir nuestras (auto)limitaciones.)
…Lo que viene después de tomar la decisión de emprender es de lo más complicado: sobrevivir y llegar al éxito. Para ello, sí o sí se desarrollarán habilidades nuevas que nos capacitarán a sobrellevar el desarrollo del proyecto según nos enfrentemos a retos y situaciones nuevas, o avancemos con el desarrollo de nuestro negocio. Además, nos fuerza a ser “mejores personas”: desarrollando mayor paciencia, resiliencia, perseverancia y empatía. Por supuesto, otros recursos, como el equipo, financiación y contactos forman parte del “puzzle”.
Emprender es duro. Muy duro. … y debemos tener la intención de conservar nuestra salud mental. Para ello también existen herramientas que podemos ir descubriendo e incorporando en nuestras vidas poco a poco. La red de apoyo y rodearnos de otros emprendedores también nos ayuda a tomar perspectiva y compartir penas y alegrías y no sentirnos sol@ en esa carrera de fondo.
Para mí, el emprendedor en mayor parte se hace, aunque innegablemente tiene que haber algunos rasgos de personalidad de base y ¡pasión que no falte! Sin pasión no funciona. Así que emprende en algo que realmente te motiva y apasiona, y ¡pasa a la acción ya! Será tu punto de partida.